Este álbum es para Raúl Paz un retorno a sus primeras referencias musicales cubanas; en él entrega temas que compuso pensando en los ritmos y melodías que escuchaba cuando niño, como si los hubieran escrito Sindo Garay o Miguel Matamoros en su tiempo. Y en esta ocasión, el intérprete optó por rodearse de músicos cubanos de la nueva generación.
Un álbum compuesto tras un concierto en el famoso teatro parisino Olympia, donde el público le pidió que cantara música cubana campesina. Y el momento llegó cuando, de vacaciones en la isla francesa de Martinica, el cantante y compositor descubrió que la cercanía geográfica con su isla natal sirvió para escribir uno tras otro los temas de este disco en que afirma su cubanidad a través de la ternura y la música.
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