14 julio, 2014

LILA DOWNS - "PECADOS Y MILAGROS" (MÉXICO - 2011)

Es tan poderosa la fuerza en vivo de Lila Downs que, luego de conocerla en concierto, la audición de sus discos deja la impresión de que se asiste a una experiencia musical incompleta. El más reciente álbum de la cantautora mexicana no tiene, es cierto, la vibración casi sobrenatural de su canto en directo, pero compensa esa ausencia con detalles tímbricos, ideas atrevidas y arreglos suficientes para mantener al oído atento y satisfecho.

"Pecados Y Milagros" es ya el séptimo disco de la artista de Oaxaca, y no por eso queda corto de novedades. Combina composiciones propias con el saludo a la tradición histórica en la que se inserta, (con temas de autores mexicanos tan conocidos como Cuco Sánchez, José Alfredo Jiménez y Marco Antonio Solís), y consigue fundir cómodamente el canto de mujer de tierra con géneros eminentemente urbanos, como la electrónica sutil o el hip-hop ("Solamente Un Día"). "Pecadora" es su colaboración con el dúo argentino Illya Kuryaki & The Valderramas, y es una construcción ambiciosa en la fusión de géneros mexicanos, canto femenino y rapeo, de brillantes resultados. "Zapata Se Queda" es el sueño cumplido para los fanáticos de la música latinoamericana, un dúo entre Downs y la legendaria cantante colombiana Totó La Momposina que convierte a la cumbia esta vez en un soporte de cadencia, más sugerente que arrebatado.

El acordeonista mexicano Celso Piña, el arpista paraguayo Celso Duarte y la banda mexicana "grupera" Tierra Mojada son otros de los invitados a este álbum de producción ambiciosa pero que logra mantener un mismo cauce. No es la idea el despliegue de recursos por el puro gusto, sino poner las muchas ideas aquí presentes al servicio de canciones que cuidan una impronta interpretativa coherente y una reconocible carga autoral. Downs ya tiene un sello, incluso cuando se ocupa de volver a cantar temas tan conocidos como "Fallaste, Corazón" o "Cucurrucucú Paloma". Ese fascinante desafío de, en pleno siglo XXI, conectarse con las raíces indígenas y proponer desde allí una lectura de nuestro tiempo Lila Downs lo acomete con innegable gracia y admirable rigor.



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