"It’s Good To Be Alive", el primer single elegido para presentar "Tribal", además de su pegadiza melodía, aporta un delicioso solo de guitarra que no desentonaría entre los viejos seguidores de la escuela de Chuck Berry. La excitante "Hellfire Club", que hace referencia a un singular edificio a las afueras de Dublín, (una antigua casa de caza del siglo XVIII que se dice está encantada), es uno de los temas estrella de "Tribal" que habría hecho las delicias del propio John Ray Cash. Otras muestras del rock’n’roll clásico las encontramos en "I Wanna Dance", la melódica "Round The Bend" o la directa "Zombie Girl". Entre las rarezas encontramos "Wicked Way", oscura y magnética, digna de un burdel al estilo de "Abierto Hasta El Amanecer", o "Amber Eyes", un delicioso chachachá con aroma a años '50.
Como la inolvidable "Falling In Love With You Again", incluida en "Love Tatoo", las baladas siempre han estado presentes en el repertorio de Imelda May. Esta vez, "Gypsy In Me" y "Little Pixie" copan esta categoría, siendo esta última una de las golosinas imprescindibles de este disco. Para finalizar, "Dreaming" de Blondie, a modo de bonus track y tocada únicamente con un ukelele, cierra el álbum con la clase y la cercanía que Imelda May trasmite a través de su música y sus interpretaciones.
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