Celso Piña se ha convertido en un fenómeno de masas, y su música en un objeto de culto. Su cumbia ha contagiado cual plaga, sin distinguir sexo o condición social. Y da gusto saber que no hay vacuna… Los medios se han ocupado de él con fervor y los líderes de opinión, como Carlos Monsiváis, han emitido veredictos implacables que ya son marca registrada: "Celso Piña es un fenómeno social, como bien afirman, y un fenómeno musical, como bien se oye".
Y es que en cuanto Celso y su potentísima Ronda Bogotá arremeten con un tema, la tierra se estremece y el público entra en un trance que no parará hasta que el también apodado "Embajador del Cerro de la Campana" abandone el escenario.
Celso Piña es un fenómeno de espacio y tiempo, y casi sin querer, es lo que podríamos llamar un "moderno". A ritmo de cumbia y vallenato como naves insignia, ha tenido la habilidad para retozar con grandes del pop, del rock, del rap, la balada, la ranchera y del popular "sonidero".
De alguna forma se puede decir que puso en valor a la tan popular cumbia y el cadencioso vallenato, y que tendió puentes entre una diversidad de géneros.
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