Es el álbum en el que definitivamente Pintos decidió sus preferencias creativas. Abel es hoy el cantante de pop romántico que disco a disco fue delineando entre sus canciones más exitosas.
Aquí se da el lujo de prescindir definitivamente del folklore que lo vio nacer. Aunque su tendencia al pop se acentuó desde "Revolución" (2010) a esta parte, siempre había colores, ritmos, sensaciones, perfumes que remitían a la música de raíz. En "11", su internacionalización es radical, y esa es una buena noticia. Es un músico sólido, con una voz aguda y cálida, instrumentalmente compacto, con sensibilidad romántica, lenguaje liviano y encantador.
"Cómo Te Extraño" fue el primer anticipo del disco, pero quizás la mejor expresión de este Abel sea un tema que lleva otro número: "3". Con un comienzo emparentado al enorme Alejandro Sanz, lo muestra cómodo al contar y al cantar. También resulta precisa su colaboración con Leiva, (que produjo parte de su disco), en "Alguien".
No hay en "11" abundancia de posibles hits ni piezas sorprendentes. No hay tanto riesgo como sí una consolidación de estilo. Abel Pintos está listo para proyectarse más allá de las fronteras, a la conquista del continente.
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